La Paleontología en la enseñanza del siglo XIX

Los primeros indicios que hicieron sospechar a los científicos que, en un tiempo pasado, existieron unos extraordinarios reptiles a los que, posteriormente, llamarían dinosaurios, surgieron en una época en la que el estudio de las ciencias naturales estaba dando sus primeros pasos. En la primera mitad del siglo XIX fueron muchos los naturalistas europeos que investigaron los estratos rocosos y los fósiles que contenían.

En 1845 se crea el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza en Burgos. La necesidad de dotar a la reciente cátedra de Ciencias Naturales con materiales didácticos que permitieran impartir clase, llevó a los sucesivos catedráticos de la disciplina a adquirir manuales y monografías científicas, para explicar a los alumnos, de manera teórica, esta materia. En 1857 entró en vigor una nueva ley reguladora de la enseñanza, promovida por Claudio Moyano, que regulaba la creación en los Institutos de gabinetes científicos; para esto fue necesario adquirir colecciones de minerales y fósiles que permitieran complementar las enseñanzas teóricas con la realización de actividades prácticas.

La utilización de la diapositiva como material didáctico supuso una verdadera revolución en el ámbito de la enseñanza. La proyección de estos nuevos artefactos evitaba la manipulación lenta de los grabados o de las fotografías y presentaba la indudable ventaja de hacer aparecer una imagen cuando deseaba el profesor. La incorporación definitiva de las proyecciones de diapositivas a las clases se produjo hacia 1890, cuando la aparición del primer equipo electrónico de proyección hubo solucionado ciertos problemas técnicos. En España, los testimonios de la aplicación de diapositivas a conferencias y clases son más tardíos. En Burgos, el primer aparato de proyección, una linterna mágica, fue comprada por el Instituto en 1906; el segundo más completo, un epidiascopio, que permitía proyectar diapositivas y cuerpos opacos, fue adquirido en 1909.

Buena parte de estos materiales didácticos han sido restaurados, y se conservan actualmente en el Instituto Conde Diego Porcelos. Son un extraordinario testimonio de los materiales didácticos utilizados durante muchos años en la enseñanza de la paleontología.