ISIDRO GIL GAVILONDO (Azcoitia 1842-Burgos 1917)

Es hijo del médico burgalés Bonifacio Gil y Rojas, natural de Aranda de Duero, y de Josefa Gavilondo Alberdi, guipuzcoana nacida en Vergara. Sus progenitores contraen matrimonio en la parroquia de San Pedro apóstol de Vergara el 24 de febrero de 1840, y tienen seis hijos: los dos primeros Federico María (1840) y Francisca Eleuteria (1841) nacidos en Vergara y los demás: Isidro (1842), Juan Feliz (1844), Feliz Luciano (1846) y Toribio Gaspar (1848) en Azcoitia, donde la familia reside en la calle Mayor número 50.

La presencia del cirujano burgalés en Guipúzcoa se relaciona con su dedicación a la medicina balnearia. En el siglo XIX es esta la provincia con mayor número de fuentes mineromedicinales de España. Azcoitia contaba con el balneario de San Juan – vinculado a la Casa de Misericordia – y en la vecina Cestona se encontraban los entonces llamados “Baños minerales termales de Guesalaga”. Los estudios y publicaciones del padre de nuestro artista acerca de los efectos de estas aguas sobre la salud, le valen el nombramiento de Director de Baños minerales del reino, durante el reinado de Isabel II. Interesante resulta también su trabajo (en colaboración con Jose Ramón Sagastume) sobre el tifus, titulado “Memoria sobre la epidemia de afección tifoidea de forma mucosa que ha sufrido la villa de Azcoitia en el mes de diciembre de 1845, enero y parte de febrero del presente año”. Esta epidemia se llevó a su hijo Juan Feliz a los dos años de edad.

El doctor Bonifacio Gil era también cirujano de primera clase y correspondiente de la Real Academia de medicina de Barcelona, lo que nos permite suponer que sus hijos crecieron en un ambiente propicio para el desarrollo de las vocaciones científicas y la actividad intelectual. Su tercer vástago Isidro Gil Gavilondo nace el 15 de octubre de 1842 en Azcoitia, y es bautizado en la parroquia de Santa María la Real de esa localidad. En 1848, la familia Gil Gavilondo se traslada a Burgos, al obtener Bonifacio Gil una plaza de médico en esta ciudad. Aunque desconocemos donde cursa sus primeros estudios, en 1852 se matricula en el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza de Burgos y realiza estudios de Bachillerato hasta 1858, año en que se traslada a Madrid para estudiar derecho, licenciándose en 1865 en Leyes (Derecho Civil y Canónico) por la Universidad Central. Pero “... sin perjuicio de haber ejercido dicha carrera en puestos administrativos, su verdadera afición fue la actividad artística, por la que sintió auténtica pasión, así como la de historiador, dejando abundantes muestras de su dedicación” (Alberto C. Ibañez Pérez “Historia de la Academia de Dibujo de Burgos” Burgos 1982, pag. 188).

Estudios en Madrid

En la capital de España Isidro alterna los estudios universitarios con los artísticos y adquiere un extraordinario dominio del dibujo, campo para el que estaba especialmente dotado. A falta de documentación precisa, es muy posible que asistiera a clases en el Círculo de Bellas Artes, en la Academia de San Fernando, o bien que tomara lecciones en el estudio de algún pintor consagrado, dado el dominio de la línea y del color que manifiesta en sus pinturas y en especial en el gran número de dibujos e ilustraciones que realizó desde su juventud, colaborando con revistas madrileñas como “El Bazar”. Entre las más antiguas puede citarse un dibujo a la acuarela y tinta de 1860 de la atalaya del Montecillo en Aranda de Duero; un dibujo a tinta de la torre del homenaje del Alcázar de Segovia de 1862; otro de 1862 de la primitiva puerta del Sarmental de la catedral de Burgos derribada ese año y una vista de las ruinas del convento de San Pablo de Burgos “copiadas por mí del natural” en 1863, que apareció en el periódico “El Sereno”.

En 1866 colabora en la ilustración del libro “Crónica de la Provincia de Burgos” de Joaquín Maldonado Macanaz y en 1868 participa, igualmente, como ilustrador en la “Descripción con planos de la cueva llamada de Atapuerca”, primera publicación que describía el yacimiento, donde realiza los dibujos a lápiz de las cuevas. El hecho de que uno de los ingenieros de minas que realiza el estudio, Mariano Zuáznavar, hubiera nacido en Azcoitia un año antes que Isidro Gil, permite deducir una amistad entre ambos que le procuraría tal encargo.

Esta faceta de estudioso del patrimonio histórico, combinada con la de incansable viajero por las tierras de Castilla a la búsqueda de fortalezas, ruinas o conventos que va recogiendo en apuntes y bocetos, hacen de él un personaje muy de su tiempo, ya que los artistas románticos - siguiendo la estela de la “España artística y monumental” (1842) de Genaro Pérez Villaamil – van a encontrar inspiración en los restos de un pasado lejano, glorioso y heroico, especialmente del periodo medieval. Aunque a diferencia del citado artista, Isidro Gil los representa con la fidelidad del arqueólogo y la atención del cronista que levanta acta y da testimonio del estado de esos edificios. Es decir un planteamiento realista dentro de un espíritu romántico.

A los 22 años Isidro se presenta por primera vez a una Exposición Nacional de Bellas Artes (la de 1866, que se inauguró en realidad en enero de 1867), pero no a la Sección de Pintura sino a la de Dibujo, Grabado y Litografía, con dos dibujos a lápiz de su Guipúzcoa natal: “Entrada al puerto de San Sebastián” y “Curso del Urola”. Este hecho deja clara su preferencia por el campo de la ilustración y pronto empieza a colaborar con publicaciones y revistas madrileñas y a realizar dibujos para ediciones de libros. En otras Exposiciones Nacionales (las de 1890, 1895 y 1897) se vuelven a exponer dibujos originales de Isidro Gil para obras ilustradas, y es de destacar la Mención Honorífica que obtiene en la de 1895 y los dibujos presentados en la de 1897 para acompañar una edición de obras de Gustavo Adolfo Bécquer.

Profesor de la Academia Provincial de Dibujo de Burgos

Los lazos familiares llevan a Isidro Gil a instalarse en Burgos al finalizar su carrera universitaria. Aquí contrae matrimonio con la joven Elvira Gardyne Baüer, natural de Barcelona y residente en Burgos, con la que tuvo dos hijos: Federico (nacido el 14 de octubre de 1872 en esa ciudad) y María Eleuteria (Burgos, 18 de marzo de 1876). Establece su domicilio en la calle Huerto del Rey nº10, tercer piso. Probablemente motivado por sus cargas familiares Isidro Gil solicita – en septiembre de 1875 - cubrir una vacante de profesor de la Academia Provincial de Dibujo de Burgos. Es curioso el hecho de que fuera una solicitud para ocupar la plaza conjuntamente con su buen amigo el pintor Evaristo Barrio (Zaragoza 1841- Burgos 1924), comprometiéndose ambos a repartirse el salario anual de 825 pesetas y a complementar sus enseñanzas. Logrado su objetivo los dos profesores implantan innovadores métodos de enseñanza y crean nuevas asignaturas, lo que abre una nueva etapa en la historia de la institución. “Estas primeras reformas fueron la base para otras como añadir a los tres años de estudio, las enseñanzas de pintura a la acuarela o el intento de convertir ese centro en una Escuela de Artes y Oficios impartiendo nuevas especialidades (Geometría, Dibujo Lineal, Modelado, Talla y Dibujo a pluma). Por último una de las novedades más relevantes que introdujeron Gil y Barrio fue la de establecer un concurso anual de obras hechas fuera de la academia, con lo que se pretendía que los alumnos trabajasen en contacto con la naturaleza, dato del que tenemos constancia fotográfica y que supuso un importante avance y estímulo para futuros pintores como Luis Manero” (José Matesanz del Barrio).

Isidro Gil ejerce como profesor en las clases nocturnas de la Academia de Dibujo a lo largo de veintiún años, durante los que enseña a un gran número de estudiantes de la provincia y a futuros pintores como Marceliano Santamaría, Luis Manero, Julio del Val. Al finalizar el curso 1895-96 abandona el centro ya que al tomar posesión del cargo de Secretario del Ayuntamiento de Burgos, no podía compatibilizar ambos trabajos.

Profesor de Dibujo en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Burgos

Pero su actividad docente fue más amplia pues también fue profesor de Dibujo en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Burgos, fundado en 1845 y situado en el edificio del antiguo Colegio San Nicolás. En este centro establece sólidos lazos con otros profesores del claustro, entre los que se contaban destacados intelectuales de la ciudad.

Al mismo tiempo el artista azcoitiarra se convierte en colaborador habitual de una de las revistas más destacadas del panorama artístico español “La Ilustración Española y Americana” (fundada en Madrid en 1869). Es corresponsal de la misma en Burgos y aporta infinidad de dibujos - que se publican como litografías en sus páginas - sobre asuntos de actualidad local (la procesión del Corpus de 1871; Alegoría de la Nochebuena); rincones de la ciudad (Burgos antiguo) y sus monumentos (vista interior y exterior de la Catedral, San Pedro de Arlanza o Santo Domingo de Silos); ferias (Alegoría de Feria de San Pedro) o tipos populares castellanos (Tipos de gitanos). En ocasiones envía dibujos realizados en Guipúzcoa, a donde sin duda acudía para visitar a su familia. Así en el número 25 de la revista (5-9-1871) encontramos un grabado titulado “Campesinos vascongados”, y el número 47 (22-12-1875) uno denominado “Apuntes de San Sebastián” con imágenes de la bahía de la Concha, el castillo del Macho y la calle Mayor.

También participa con éxito en varios de los Certámenes Artísticos de la Ilustración Española y Americana, presenta a menudo obras de tema histórico como “Bendita sea la paz” (1876) por la que obtuvo un accésit, “Hazaña del estudiante español Juan de Gamboa en Bolonia” (1879) o “Cristóbal Colón tomando posesión de la isla de San Salvador” (1888) que le valió una Mención Honorífica. Para la revista barcelonesa “La Ilustración española”, con la que también colaboró ocasionalmente, realizó varios dibujos sobre el accidente de ferrocarril que tuvo lugar en las cercanías Burgos en 1891 al producirse un choque de trenes, y sobre los funerales celebrados por las víctimas del mismo.

El tema histórico y el literario son asuntos muy habituales en la pintura romántica, y por ello - además de los dibujos mencionados - también realiza Gil Gavilondo algún cuadro de historia de gran empeño y formato como su célebre lienzo “Los orígenes de la independencia de Castilla” (178x225 cm) que le fue encargado en 1891 por el Ayuntamiento de Burgos con destino al Salón de Sesiones, y que debía hacer pareja con otro de su compañero Evaristo Barrio titulado “El Cid presenta a su padre Diego Laínez la cabeza del conde Lozano”. La obra de Isidro Gil presenta la entrada a caballo del Conde Fernán González y sus tropas en Burgos, siendo recibido por el pueblo y la jerarquía eclesiástica a las puertas de una iglesia románica. Se trata de un lienzo de impecable factura académica que muestra su dominio del oficio en dibujo, colorido, composición, sus conocimientos de historia y de los maestros de arte español. La zona de la izquierda que representa al ejército del conde castellano se inspira en “La rendición de Breda” de Velázquez, y el planteamiento del cuadro recuerda a “La rendición de Granada” del celebrado pintor de historia Francisco Pradilla (1848-1921). El pórtico del edificio románico de la derecha con sus estudiados capiteles coincide con algunos de los dibujos de temas arqueológicos del artista. Para elaborar este lienzo, Isidro Gil realiza diversos estudios individuales utilizando a una serie de modelos ataviados con vestimentas medievales, de los que conservamos fotografías realizadas muy probablemente por el propio pintor en su estudio.

Otro lienzo de gran formato es “Mazepa” (125x230) que presenta a la Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1892, que tiene la denominación de “Internacional” por participar artistas europeos y latinoamericanos al coincidir con la celebración del IV centenario del Descubrimiento de América. Este gran lienzo de tema histórico-literario parte de un personaje real: el noble cosaco ucraniano Iván Mazepa (1644-1709) que, en alianza con los reyes de Suecia y Polonia, lucha contra el zar Pedro el Grande de Rusia en la batalla de Poltava (1709) y es derrotado. Sin embargo Isidro Gil representa aquí la leyenda romántica del personaje glosada por los poemas “Mazepa” de Lord Byron (1818) y Victor Hugo (1829) , que da lugar también a una sinfonía de Frank Listz (1851) , a una ópera de Tchaikovsky (1840) y a varios cuadros de los maestros franceses Gericault, Delacroix y Boulanger. Según dicha leyenda el joven Iván vive un apasionado amor con una condesa polaca, cuyo esposo - al descubrir a los amantes - ordena atarle desnudo a un caballo salvaje para que muriera. Aunque logra sobrevivir, las penalidades sufridas y la cercanía de la muerte, a lomos de un caballo desbocado, hacen de él un prototipo de la mentalidad romántica. El paradero del lienzo no se conoce, pero en el Museo Provincial de Burgos se conserva una versión en menor tamaño (63 x105) , firmada por Isidro Gil en 1900, donde aparece un paisaje presidido por una manada de caballos salvajes en medio de los cuales yace agotado el que lleva a Mazepa atado a su lomo. La correcta representación de los caballos, que también aparecen en “La independencia de Castilla” y en varios dibujos de carruajes, nos muestra la diversidad de asuntos que el artista trata: figuras, paisajes, animales, elementos arquitectónicos.

Pese a ser más conocido por sus ilustraciones y a que no se conservan muchas pinturas o acuarelas de su mano, las referencias bibliográficas nos permiten conocer algunas obras de menor formato del pintor como: “Escalera del Renacimiento” (50x40 cm) exhibido en la Exposición Nacional de 1876 (cuya técnica desconocemos) o “La visita de confianza”, que tal vez se corresponda con el óleo sobre lienzo “Alegoría” (75x40,5 cm) propiedad del Museo de Bellas Artes de Álava. Representa a una melancólica dama vestida de negro, que sujeta un pañuelo en su mano izquierda mientras apoya su brazo derecho en la cornisa de un posible panteón sobre un fondo de paisaje, toda la obra está ejecutada con una factura muy suelta propia de finales del siglo XIX.

Realizados a la acuarela tenemos , entre otros, “Estudio de un pintor del siglo XVIII” (1874) que representa un interior “a lo Fortuny” donde aparece un artista con peluca y casacón dieciochescos pintando a dos majas, mientras un visitante contempla la escena en un espacio atiborrado de antigüedades: un bargeño, tapices, esculturas y cuadros; “Antes de la función” (57x54 cm) obra presentado a la Exposición Nacional de 1878, que “... representa la Sacristía mayor de la Catedral de Burgos. Sobre la cajonería adornada por los cuadros de Luca Giordano, reposan los ornamentos litúrgicos mientras que un monaguillo con sotana y sobrepelliz traspasa a un incensario los carbones encendidos que va extrayendo del brasero sobre trípode que aún hoy sigue realizando el mismo cometido en la seo burgalesa”. (J.C. Elorza, M. Negro y R.J. Payo “Artistas burgaleses en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes 1856-1968”. Catálogo de la exposición. Burgos 2002); y “Una dama en su tocador”, que presentó a la Exposición Aragonesa de Zaragoza de 1878.

De asunto costumbrista, temática que se va imponiendo hacia finales del siglo XIX, es “Mercado de granos en Burgos” obra cuya fecha y técnica desconocemos, o “Pescadoras” (1894) inspirado probablemente en el puerto de San Sebastián, por el tipo de cestas que sostienen las mujeres, en las que recogían, para venderla después, la pesca que llegaba en los barcos. Dentro de este género el Archivo Municipal de Burgos conserva un excelente dibujo de un afilador realizando su trabajo en plena calle rodeado de varias mujeres y niños, que el autor ha titulado de su propia mano “Tipos callejeros”. Otro capítulo curioso de su actividad como ilustrador fue la realización de los dibujos de una baraja española para Braulio Fournier, fabricante de naipes activo en Burgos entre 1860 y 1890.

Figura clave en la ciudad de Burgos a finales del siglo XIX

Durante el periodo de la Restauración, Isidro Gil es una figura clave en la ciudad de Burgos (a cuyo Colegio de abogados perteneció) participa en la mayoría de las iniciativas artísticas y culturales de la urbe. Además de su papel como profesor y de sus numerosos estudios históricos sobre el patrimonio artístico burgalés, llega a ser Secretario del Ayuntamiento, miembro de la Comisión de Turismo, y Vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos encargada de velar e informar sobre el estado del patrimonio monumental de la provincia, además de tutelar las colecciones procedentes de las desamortizaciones. Gracias a todo ello fue el encargado de dirigir el Museo de Burgos desde 1892 hasta el 31 de julio de1897, fecha en que se nombra el primer funcionario del Cuerpo nacional de conservadores que ocupa la plaza: Vicente Larrañaga, otro guipuzcoano nacido en Oñate. Igualmente, todos estos méritos le valen el título de Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Burgos.

Como notas anecdóticas puede citarse que realiza escenografías para varias obras de teatro que se representan en el Teatro Principal de Burgos, el cartel de las fiestas de 1904 y diseña - junto a Evaristo Barrio y Fernando Hernando - dos nuevos “Gigantillos”, que desde entonces salen en las fiestas de Burgos, conocidos como “el alcalde” y “la alcaldesa”. El archivo fotográfico del I.E.S. Diego Porcelos conserva una fotografía de 1899 donde puede verse a dichos pintores dar unos retoques con sus pinceles a dos de las cabezas.

Isidro Gil Gavilondo escribe diferentes libros con estudios arqueológicos e históricos – ilustrados con sus propios dibujos – como: “Descripción histórica y pintoresca del templo de San Pablo de Burgos” de 1878 (reeditado en 1928); “El castillo de Loarre” (1905) obra premiada por el Ateneo de Madrid en 1904; “El alcázar de Segovia” (1905) premiado en los Juegos florales de 1902 de esa ciudad; “Memorias históricas de Burgos y su provincia. Con noticias de la antigua arquitectura militar de esta comarca y de sus fortalezas, castillos y torres defensivas” (1913). Asímismo, es el ilustrador de varios volúmenes (los de Burgos, Soria, Santander y Huelva) de la famosa colección “España en sus monumentos y en sus artes”, Barcelona 1888, que dirigida por Rodrigo Amador de los Ríos recogía lo mejor del patrimonio artístico nacional.

Entre las muchas obras literarias que se publican con litografías y grabados de Isidro Gil están algunas de Gustavo Adolfo Becquer, “Ana Karenina” de Tolstoi, “La hija del usurero” de Estanislao Maestre, “La campana de Huesca” de Antonio Cánovas del Castillo, o “La leyenda del rey Bermejo” de Amador de los Ríos, cuyos dibujos con temas orientalizantes de odaliscas, reyes y palacios moros, son emblemáticos del romanticismo literario hispano. Mención especial requieren las ilustraciones para libros de cuentos de importantes autores de la época que se publican por la Editorial Hijos de Santiago Rodríguez (Cuentos Escogidos o Leyendas y tradiciones de Ángel Bueno) o por Saturnino Calleja (Viajes en Globo)

La más amplia colección de dibujos originales del artista realizados a lápiz, carboncillo, tinta, acuarela, o técnicas mixtas se encuentra en el Archivo Municipal de Burgos. Realizados entre los años sesenta del XIX y 1914, destaca la serie de imágenes de castillos de diversas provincias españolas fechadas entre los años 1900 y 1901. Además de tratarse de espléndidos trabajos que denotan la maestría de Isidro Gil, su fidelidad y precisión nos llevan a creer que el artista utiliza fotografías, tomadas por los más prestigiosos fotógrafos de la época, para realizarlos. Refuerza esta hipótesis el hecho de que el mismo año de la muerte del artista (1917) su familia dona al Instituto Provincial de segunda Enseñanza de Burgos “varias cajas con clichés fotográficos y algunos centenares de fotografías en papel representando monumentos, obras de arte y paisajes” (Libro de Actas de 1917 del Claustro de profesores del Instituto General y Técnico de Burgos). Este legado incluye negativos de vidrio del propio artista, albúminas e impresiones a la gelatina de plata adquiridas a fotógrafos de la época, postales y diversos elementos que demuestran que el polifacético Isidro Gil, no sólo practica la fotografía, sino que utiliza esta nueva herramienta como complemento y apoyo a sus creaciones. Todo este material se encuentra depositado, hoy en día, en el IES Conde Diego Porcelos de Burgos y, una vez, digitalizado está a disposición de todas aquellas personas interesadas en la página WEB del Centro.

También conserva dibujos suyos el Museo provincial de Burgos, la mayoría son escenas con personajes captados en situaciones cotidianas, en alguno de los cuales se aprecia su aproximación al lenguaje modernista, como es el caso del de una señora con una niña flanqueadas por una orla floral y en especial la Alegoría de la pintura, una obra que tiene el aire de cartel y en cuya base aparece una placa con la inscripción: Artes y Oficios.

Como conclusión se puede afirmar que Isidro Gil, historiador, abogado, profesor, fotógrafo, pintor y sobre todo dibujante excepcional es uno de los más brillantes ilustradores del panorama español de la Restauración y sabe combinar en sus creaciones la más pura tradición romántica, con el realismo y el costumbrismo finiseculares. Se trata pues de un artista a reivindicar y sacar del olvido en que ha estado sumido hasta hoy.